[ ... ] Ahora dejemos vagar nuestra imaginación e iniciemos un viaje a través del tiempo hasta e! Antiguo Egipto, hacia el año 1174 a. C. Son tiempos convulsivos. Unos desconocidos invasores avanzan hacia e! delta provenientes de! norte, arrasando, por tierra y mar, todo a su paso. Los egipcios les conocen con el nombre de "Pueblos del Mar". Pero sigamos nuestro viaje. Más hacia el sur, en una pequeña aldea, Ameny, un narrador de cuentos, realizará su narración al atardecer bajo los protectores muros del templo de la aldea y allí irán congregándose adultos y niños deseosos de escuchado. Hoy les hablará de la historia de un príncipe predestinado. Empieza la narración. Silencio.
"Érase una vez un rey [de Egipto] que no había tenido ningún hijo varón y rogó a los dioses de su tiempo que le concediesen uno. Ellos atendieron su ruego y nació un hijo varón. Pero se presentaron las siete Hathores para predecir su destino y dijeron: “Él morirá a causa de un cocodrilo, de una serpiente o de un perro”.
El corazón del rey quedó muy triste y mandó construir una casa de piedra en el desierto, y destinó todo tipo de cosas buenas de palacio, ya que el niño no debía salir de ella. El niño fue creciendo y un día, desde la terraza de la casa, vio un animal que seguía a un hombre por el camino y preguntó al sirviente que estaba a su lado: “¿Qué es eso que camina tras el hombre por el camino?” El sirviente le respondió: “Eso es un perro”. El príncipe entonces dijo: “Haz que me sea traído uno”.
La sorpresa crece entre el público. El príncipe iba a convivir con un perro: ¡uno de sus maléficos destinos! Ameny, como buen narrador, sabe que tiene cautivados a los oyentes. Continúa el relato.
El tiempo fue pasando y el príncipe creció. Entonces mandó decir a su padre: “¿De qué me sirve estar aquí inactivo, prometido al destino? Permíteme que sea libre…”
Se equipó para él un carro con todo tipo de armas y se destinó un sirviente a su lado como escudero. Su perro estaba con él y marchó hacia el norte, según le dictaba su corazón, por el desierto, hasta llegar al territorio del jefe de Najarina. Ahora bien, este jefe tenía una hija. Mandó traer a todos; los hijos jóvenes de todos los jefes del país de Jaru [Siria] y les dijo:
“Aquel de vosotros que logre alcanzar la .ventana de mi hija la tendrá como esposa”.
Después de muchos días, el príncipe fue a saltar con los jóvenes hijos de los jefes. Saltó y alcanzó la ventana de la hija del jefe de Najarina y ella lo besó y abrazó. Entonces el padre le otorgó a su hija por esposa y le dio una casa y campos e igualmente ganado y todo tipo de cosas buenas. Después que pasaron muchos días, el joven príncipe dijo a su mujer:
“Estoy prometido a tres destinos: el cocodrilo, la serpiente y; el perro”.
"Érase una vez un rey [de Egipto] que no había tenido ningún hijo varón y rogó a los dioses de su tiempo que le concediesen uno. Ellos atendieron su ruego y nació un hijo varón. Pero se presentaron las siete Hathores para predecir su destino y dijeron: “Él morirá a causa de un cocodrilo, de una serpiente o de un perro”.
El corazón del rey quedó muy triste y mandó construir una casa de piedra en el desierto, y destinó todo tipo de cosas buenas de palacio, ya que el niño no debía salir de ella. El niño fue creciendo y un día, desde la terraza de la casa, vio un animal que seguía a un hombre por el camino y preguntó al sirviente que estaba a su lado: “¿Qué es eso que camina tras el hombre por el camino?” El sirviente le respondió: “Eso es un perro”. El príncipe entonces dijo: “Haz que me sea traído uno”.
La sorpresa crece entre el público. El príncipe iba a convivir con un perro: ¡uno de sus maléficos destinos! Ameny, como buen narrador, sabe que tiene cautivados a los oyentes. Continúa el relato.
El tiempo fue pasando y el príncipe creció. Entonces mandó decir a su padre: “¿De qué me sirve estar aquí inactivo, prometido al destino? Permíteme que sea libre…”
Se equipó para él un carro con todo tipo de armas y se destinó un sirviente a su lado como escudero. Su perro estaba con él y marchó hacia el norte, según le dictaba su corazón, por el desierto, hasta llegar al territorio del jefe de Najarina. Ahora bien, este jefe tenía una hija. Mandó traer a todos; los hijos jóvenes de todos los jefes del país de Jaru [Siria] y les dijo:
“Aquel de vosotros que logre alcanzar la .ventana de mi hija la tendrá como esposa”.
Después de muchos días, el príncipe fue a saltar con los jóvenes hijos de los jefes. Saltó y alcanzó la ventana de la hija del jefe de Najarina y ella lo besó y abrazó. Entonces el padre le otorgó a su hija por esposa y le dio una casa y campos e igualmente ganado y todo tipo de cosas buenas. Después que pasaron muchos días, el joven príncipe dijo a su mujer:
“Estoy prometido a tres destinos: el cocodrilo, la serpiente y; el perro”.
Ella le respondió: “Haz matar al perro que te sigue”.
Pero él repuso: “Sería una locura. Yo no ordenaré matar a mi perro al que he criado desde que era un cachorro”.
Pero él repuso: “Sería una locura. Yo no ordenaré matar a mi perro al que he criado desde que era un cachorro”.
Después, cuando la brisa de la tarde desapareció, el joven príncipe se durmió en su lecho. Entonces una serpiente salió de su escondrijo para morder al príncipe, pero su mujer, que estaba tendida a su lado, la despedazó con su hacha. Luego, cuando despertó su marido, le dijo: “Mira, tu dios ha puesto uno de tus destinos en tu mano, él velará por ti en el futuro”. El príncipe hizo ofrendas a Ra. Después de muchos días el príncipe salió a pasear. Su mujer no le acompañó, pero sí su perro. Y sucedió que su perro tomó la palabra para decir: “Soy tu destino”.
Al oír esto, el príncipe se puso a correr delante de él, llegó al río y se sumergió en el agua huyendo del perro. Pero un cocodrilo que estaba en el agua lo arrastró, y dijo al príncipe: “Soy tu destino que te ha perseguido. Pero mira, yo estoy dispuesto a devolverte tu libertad, si luchas por mí matando al Espíritu Divino de las aguas”.
En esos momentos un griterío interrumpió el relato. Ameny se quedó mudo. Unos mensajeros llegaron pregonando malas nuevas: los "Pueblos del Mar" habían invadido el delta. La batalla era feroz y el futuro, incierto. La terrible realidad sumió de congoja los corazones de los presentes. La agradable velada había terminado.
Adaptación
Al oír esto, el príncipe se puso a correr delante de él, llegó al río y se sumergió en el agua huyendo del perro. Pero un cocodrilo que estaba en el agua lo arrastró, y dijo al príncipe: “Soy tu destino que te ha perseguido. Pero mira, yo estoy dispuesto a devolverte tu libertad, si luchas por mí matando al Espíritu Divino de las aguas”.
En esos momentos un griterío interrumpió el relato. Ameny se quedó mudo. Unos mensajeros llegaron pregonando malas nuevas: los "Pueblos del Mar" habían invadido el delta. La batalla era feroz y el futuro, incierto. La terrible realidad sumió de congoja los corazones de los presentes. La agradable velada había terminado.
Adaptación
A. Aylén. El príncipe embrujado
Lamentablemente no podemos conocer el final del relato porque el papiro está incompleto; no sabemos si el desenlace es feliz o no. Algunos estudiosos se inclinan por un final trágico, otros estiman que sería feliz, por una magia que contrarrestaría los designios de las siete Atores. En cualquier caso, todas son hipótesis.
Lamentablemente no podemos conocer el final del relato porque el papiro está incompleto; no sabemos si el desenlace es feliz o no. Algunos estudiosos se inclinan por un final trágico, otros estiman que sería feliz, por una magia que contrarrestaría los designios de las siete Atores. En cualquier caso, todas son hipótesis.